jueves, 17 de enero de 2013

Qué debería comprar para leer?.... Un IPad o Ereader?


En los últimos años me he limitado a la lectura de libros relacionados únicamente a mi desempeño profesional, hasta hace poco que un amigo me sacudió y me volvió al maravilloso mundo de la lectura, sin importar el género.


Mi despertar, también se enfrentó a la adquisición de libros electrónicos, lo que me parece ecológicamente excelente, sin embargo, no estaba seguro que tecnología adquirir para dicho fin.... un IPad?..... o un Ereader?..... como no sabía la diferencia, ventajas o desventajas de uno con respecto a otro, inicié la búsqueda para alimentar mi criterio de compra. Ahora les comparto lo que encontré. 


Nadie discute el éxito que han tenido los IPad, en palabras simples es una tablets con funciones simplificadas de lo que es un ordenador personal, y como tal comparten el hecho de que tienen luz (retroiluminación), que en lo particular es muy molesta para mi vista y seguro para muchas personas más, pues provoca resequedad en los ojos y la vista se cansa. Y a pesar que tengo mis super lentes que me acompañan, entre menos me exponga al final es mejor.

El Ereader, está hecho exclusivamente para la lectura de libros, está elaborado con "tinta electrónica (E-Ink)"... de qué estaremos hablando se preguntarán?... pues bien, es lo que permite el efecto óptico similar a cuando lees un libro en formato tradicional, o sea, se necesita luz exterior y no tiene reflejos, esto supone que el desgaste de la vista sea menor, y razón por la cual muchos dirán.... "pero su pantalla es oscura"

Otra de las diferencias a la que hacen referencia es en cuanto al peso y duración de la batería, un IPad tiene mayor peso y la duración de su batería es aproximadamente de 10 horas, duración que puedes incrementar un poco siguiendo los consejos que la misma compañía te da. En cambio un Ereader tipo Kindle su peso es de 70 a 75 % menor que un IPad y la duración de la batería puede ser de varias semanas.

Ambos equipos tienen muchas bondades, sin embargo es importante saber para que realmente lo piensas adquirir, y recordar que si ajustas la configuración puede adecuarse a tí.

Si desde tu experiencia puedes compartirnos cual te parece mejor según su uso, sería interesante, sobre todos para los que están por adquirir uno de ellos en pro de facilitar la  lectura. Por ahora creo tener la respuesta para mí, ya les contaré como me va.

lunes, 14 de enero de 2013

Almohada

La semana pasada salí con un amigo a una tienda donde encontré una almohada que me gustó mucho, por su suavidad y su tamaño (mi cama es grande) así que la compre. Al salir con ella mi amigo se reía de mí por lo chistoso de la situación al ir cargándola y me tomo una foto, la cual fue puesta en una red social, haciendo de esto un gran chiste. A modo de broma me sugirieron escribir sobre la almohada y yo me lo tome en serio.
Decidí empezar por averiguar cuál es su concepto y su origen encontrando lo siguiente en Wikipedia:
 “Una almohada o cabecera es una pieza mullida en la que se apoya la cabeza durante el sueño. Su objeto es mantener recta la columna vertebral rellenando la concavidad del cuello para relajar la nuca, evitar tensiones musculares, disminuir el estrés acumulado durante el día y ayudar a conseguir un sueño tranquilo.
 Su nombre proviene del árabe andalusí مخدة mujadda, con adición del artículo determinado al-, esto es: المخدة al-mujadda, que viene del árabe estándar mijadda: almohadón o cojín.
Al principio fueron usadas por la clase alta, y han sido encontradas en tumbas del Egipto Antiguo. “

Como vemos la almohada forma parte fundamental de nuestra vida desde hace muchos años. Ella es nuestra mejor consejera  “lo consultare con mi almohada”, es la única que nos “ve” llorar cuando no queremos que nadie nos vea, es lo que más abrazamos cuando nos sentimos solos, la que sufre con nosotros las enfermedades,  la que nos alienta a seguir de perezosos en un día de descanso, con quien nos divertimos con amigos “guerra de almohadas” y lo mejor  la que comparte nuestra mayor intimidad (de pensamientos, palabras, obra y omisión )
Imaginen que ellas hablaran, qué horror!!! Todo lo que dirían de nosotros y peor aún, si ellas se enojaran lo que nos harían sufrir, quizás hasta nos chantajearía (especialmente con nuestros padres o parejas) exigiendo por su silencio tal vez un mejor trato: “nada de malos olores, menos humedad,  no al abuso físico y psicológico, etc”. Así que es mejor que las tratemos bien, no vaya ser que nuestras peores pesadillas se vuelvan realidad.
Hay personas que tienen muchas almohadas, será que psicológicamente necesitan de mucha compañía? O hay otras que para las que sólo existe una y que cargan con ella donde van (psicológicamente se considerarían fieles?). Otras las ocupamos más como adorno o para recostarnos sobre ella cuando estamos viendo tv desde la cama, sea como sea siempre está ahí para acompañarnos en ese lugar tan íntimo y especial como es nuestra cama, en ese nuestro mundo llamado habitación.
En cuanto a mi nueva almohada, estoy muy bien con ella, todavía estoy en proceso de conocerla, pero espero que sea mi mejor amiga, consejera, confidente y especialmente que guarde muy bien mis secretos  ;)

Berny
Como vemos, la Almohada es una parte importante de nuestra vida, es por eso que un gran compositor nicaragüense escribió una de las canciones más románticas interpretadas por el gran José José. 



PD: Gracias Alex por la sugerencia ;)

viernes, 11 de enero de 2013

Fabula

Una de las mejores canciones de Eros Ramazotti, basada en el cuento de "La Metamorfosis de Píctor", excelente adaptación !!!!


Disfrutenla !!!!!

La Metamorfosis de Píctor


Uno de los cuentos mas lindos que hay, del escritor HERMANN HESSE, disfrutenlo:

Apenas había caminado unos pasos por el paraíso cuando Píctor se dio de bruces con un árbol que era hombre y mujer a la vez. Saludó al árbol con deferencia y dijo: 
-¿Eres tú el árbol de la vida? 
Pero cuando vio que quien se aprestaba a responder era la serpiente en lugar del árbol, dio media vuelta y prosiguió su camino. Era todo ojos: ¡le gustaba todo tanto! Sintió intensamente que se encontraba en la fuente y origen de la vida. 
Se topó con otro árbol, que era sol y luna a la vez. Y dijo Píctor: 
-¿Eres tú el árbol de la vida? 
El sol asintió riendo, la luna asintió sonriendo. 
Las flores más maravillosas le miraban, con los colores y reflejos más variados, con los ojos y los rostros más diversos. Algunas asentían riendo, otras asentían sonriendo, otras no asentían ni sonreían: callaban arrobadas, ensimismadas, como en su propio aroma ahogadas. Una cantaba la canción de las lilas, otra la canción de cuna azul marino. Una flor tenía unos inmensos ojos azules, otra le recordó a su primer amor. Una olía al jardín de la infancia, su perfume suave resonaba como la voz de su madre. Otra se burló de él y le sacó la lengua, una lengua muy roja y arqueada. La lamió, tenía un sabor fuerte y silvestre, sabía a resina y a miel, y también a beso de mujer
Allí estaba Píctor, entre todas las flores, desbordante de nostalgia y de temerosa alegría. Su corazón apesadumbrado latía con fuerza, como si fuera una campana; ardía en deseo por lo desconocido, presintiendo un encantamiento.
Píctor vio un pájaro sentado, lo vio en la hierba posado, y de mil colores pintado; de todos los colores parecía el hermoso pájaro estar dotado. Preguntó al hermoso pájaro multicolor:
-Dime, ¡oh, pajaro! ¿Dónde está la felicidad?
-La felicidad -dijo el hermoso pájaro riendo con su pico de oro-, la felicidad, amigo mío, no hay donde no se halle, en la montaña y en el valle, y se encuentra por un igual en la flor y en el cristal. 
Tras estas palabras, el pájaro risueño sacudió su plumaje, estiró el cuello, meneó la cola, guiñó el ojo, volvió a reír, y después permaneció inmóvil, sentado en la hierba y, mira por donde, el pájaro quedó convertido en una flor multicolor, sus plumas transformadas en hojas y sus patas en raíces. Con sus resplandores, y el fulgor de sus colores, era ahora flor entre las flores. Píctor se lo quedó mirando maravillado. 
Y justo después, el pájaro-flor sacudió sus hojas y sus hilos de polvo, ya estaba harto del reino de las flores. Dejó de tener raíces, se movió con suavidad, y lentamente se elevó por los aires; se había convertido en una mariposa que se balanceó sin peso ni luz, como un ente reluciente, de rostro resplandeciente. Píctor abría ojos como platos. 
Pero la nueva mariposa, el risueño pájaro-flor-mariposa multicolor de rostro resplandeciente, revoloteó en torno al asombrado Píctor, relampagueó con el sol, y después se dejó suavemente caer como un copo ingrávido a tierra, pegadito a los pies de Píctor, respiró tiernamente, se estremeció ligeramente agitando sus alas deslumbrantes, y en el acto se transformó en un cristal de colores cuyas aristas despedían una luz rojiza. Sobre la hierba verde, la gema rojiza resplandecía maravillosamente con la claridad de un alegre repique de campanas. Pero parecía como si su hogar, las entrañas de la tierra, la estuviera llamando, pues muy pronto se volvió diminuta, a punto de desaparecer. 
Entonces Píctor, presa de un deseo irresistible, se apoderó de la piedra minúscula. Maravillado contemplaba su mágico resplandor que parecía un anticipo de todas las dichas que iban a colmar su corazón. 
De repente la serpiente se enroscó en la rama de un árbol muerto y le susurró al oído:
-Esta piedra te metamorfaseará en lo que tú quieras. Dile rápido tu deseo, ¡antes de que sea tarde! 
Píctor se sobresaltó y tuvo miedo de que se le escapara su felicidad. Rápidamente pronunció la palabra y se metamorfoseó en árbol. Pues ya había soñado alguna vez con ser árbol, porque los árboles le parecían la encarnación de la placidez, de la fuerza y de la dignidad. 
Píctor se convirtió en árbol. Sus raíces se hundieron en la tierra y creció en altura, y de sus miembros brota ron ramas y hojas. Estaba la mar de satisfecho con su suerte. Sus fibras sedientas absorbieron el frescor profundo de la tierra y sus hojas ligeras se mecieron allá arriba en el azul del cielo. Los insectos instalaron su morada en su corteza, a sus pies anidaron liebres y erizos, y pájaros en sus ramas. 
El árbol Píctor era feliz y no contaba los años que iban transcurriendo. Pasaron muchos antes de que se diera cuenta de que su felicidad no era perfecta. Poco a poco, sólo lentamente, fue aprendiendo a considerar las cosas con ojos de árbol. Por fin, acabó viéndolo todo claro y se puso triste. 
Vio que casi todos los seres a su alrededor, en el paraíso, se metamorfoseaban con frecuencia, e incluso que todo discurría en una corriente mágica de eterna metamorfosis. Vio flores que se transformaban en piedras preciosas, o que alzaban el vuelo convertidas en resplandecientes pájaros. Vio muy cerca de él a muchos árboles que de repente desaparecían: uno se había fundido en un manantial, otro se había transformado en cocodrilo, otro, convertido en pez, nadaba alegre y feliz, desbordante de voluptuosos deseos, y pletórico se lanzaba a nuevos juegos con renovadas energías. Había elefantes que intercambiaban su ropaje con rocas, y jirafas su cuerpo con flores.
Pero él, el árbol Píctor, permanecía inalterable, él no podía ya metamorfosearse. Desde que había tomado conciencia de su inmutabilidad, toda su felicidad se había volatilizado; empezó a envejecer, y cada vez fue adoptando más y más esa actitud cansada, seria y preocupada que suele observarse en la mayoría de los árboles viejos. También suele observarse en los caballos, los pájaros, los humanos y en todas las criaturas: cuando no poseen el don de metamorfosearse, se sumen con el tiempo en la tristeza y en la preocupación y acaban perdiendo su belleza y hermosura. 
Pero un día pasó por aquel rincón del paraíso una joven de rubios cabellos vestida de azul. Entre canciones y bailes, la hermosa rubia corría entre los árboles, y hasta entonces jamás se le había ocurrido plantearse si deseaba poseer el don de la metamorfosis.
Más de un mono sabio sonreía a sus espaldas, algunos matorrales la acariciaban con sus ramas, algún que otro árbol le tiraba una flor, o una nuez, o una manzana sin que ella le hiciera el más mínimo caso.
Cuando el árbol Píctor vio a la joven, una nostalgia inmensa se apoderó de él, un ansia de felicidad como no la había conocido hasta entonces. Y al mismo tiempo se sumió en una profunda reflexión, pues le pareció oír su propia sangre que le gritaba: 
-¡Acuérdate! Acuérdate de toda tu existencia en este momento. Encuéntrale el sentido, si no será demasiado tarde y nunca jamás volverás a encontrar la felicidad. 
Y obedeció. Lo recordó todo, su origen, sus años de ser humano, su mudanza al paraíso y muy particularmente aquel instante en el que se había metamorfoseado en árbol, aquel instante maravilloso en el que había tenido la piedra mágica en la palma de la mano. En aquel momento, cuando todas las posibilidades de metamorfosis se abrían ante él, ¡nunca antes había ardido así en su interior la vida! Pensó en el pájaro que se había reído, en el árbol que era sol y luna a la vez: tuvo entonces la intuición de que antaño algo se le había escapado, de que había olvidado algo y de que la serpiente no le había aconsejado bien. 
La muchacha oyó un murmullo en las hojas del árbol Píctor. Alzó la mirada y la embargaron, con un repentino dolor de corazón, nuevos pensamientos, nuevas ansias, nuevos sueños que despertaban dentro de su ser. Impulsada por una fuerza desconocida, se sentó al pie del árbol. Le pareció muy solitario, solitario y triste, no obstante hermoso, conmovedor y noble en su silenciosa tristeza; seductora le sonó la suave melodía del murmullo tembloroso de su copa. Apoyó su cuerpo contra el tronco rugoso, sintió que el árbol se estremecía profundamente, sintió el mismo estremecimiento en su propio corazón. Un extraño dolor percibió en su corazón; corrían las nubes por el cielo de su alma; y lentamente unas lágrimas pesadas fluyeron de sus ojos. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué tanto sufrimiento? ¿Por qué anhelaba su corazón salírsele del pecho para saltar hacia él y fundirse en él, en el hermoso árbol solitario? 
El árbol se estremeció suavemente hasta la raíz, debido al esfuerzo realizado para concentrar toda su fuerza vital y proyectarla hacia la muchacha, en el abrasador anhelo de la unión. ¡Ay! ¡Haberse dejado engañar por la serpiente y haberse convertido para siempre en un árbol solitario! ¡Qué ciego, qué insensato había sido! ¿Acaso tan ignorante había sido, tan ajeno al secreto de la vida había permanecido? No, ya lo había intuido oscuramente entonces, confusamente ya lo había presentido -¡ay, con qué pesar recordó y comprendió entonces al árbol que era hombre y mujer a la vez! 
Pasó volando un pájaro, era rojo y verde el pájaro que pasó, y alrededor del árbol voló, el hermoso y valiente pájaro. La muchacha lo siguió con la mirada, vio que de su pico caía algo, rojo como la sangre, rojo como las brasas, que caía y relucía en la hierba verde, con unos destellos rojos tan poderosos que la muchacha se agachó, y en la hierba la piedra roja recogió. Era un carbunclo, era un rubí, y donde hay un carbunclo, oscuridad no puede haber allí. 
Apenas la muchacha hubo recogido la piedra mágica en su mano blanca que el deseo anhelado que henchía su corazón se realizó. La joven se volatilizó, se fundió, formó una sola cosa con el árbol. Una rama joven y vigorosa brotó del tronco y deprisa se disparó hacia arriba hasta él. 
Ahora todo estaba como ha de estar, todo estaba en su lugar, el mundo estaba en orden, por fin había encontrado el paraíso. Píctor dejó de ser un árbol viejo y preocupado. Ahora cantaba a voz en grito: ¡Pictoria! ¡Victoria.' 
Estaba metamorfoseado. Y debido a que, esta vez, por fin había sabido encontrar la metamorfosis eterna, debido a que de una mitad había hecho un todo, a partir de aquel momento podía seguir metamorfoseándose cuanto quisiera. La corriente mágica del devenir fluyó perenne por sus venas y para siempre formó parte de la constante y permanente creación eterna. 
Se transformó en ciervo, se transformó en pez, se transformó en ser humano y en serpiente, y también en nube y en pájaro. Pero bajo cualquier apariencia, siempre formó un todo, una pareja, sol y luna, hombre y mujer, y como ríos gemelos fluyó a través de las tierras y como estrellas gemelas brilló en el firmamento.

jueves, 10 de enero de 2013

Cerrando Círculos (Paulo Coelho)

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya no vives más en esa casa?, ¿Debes irte de viaje?, ¿La relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente "revolcándote" en los por qué, en devolver el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste va a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados haca ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir !

Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar casa, romper papeles, tirar documentos y vender o regalar libros.

Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder  y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente.

El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quien eres tú... Suelta el resentimiento. El prender "tu televiso personal" para darle y darle al asunto, lo único que consigues es dañarte lentamente, envenenarte y amargarte.

La vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando "puertas abiertas" por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de aclaraciones?, ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que no invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.

Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo. Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se que quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por ti mismo, desprender lo que ya no está en tu vida.

Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú  viniste a este mundo, llegaste sin adhesivo. Por lo tanto, es costumbre vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir.

Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr, porque te repito: nada ni nadie no es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Por eso cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate.

Hay muchas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad. ¡Esa es la vida!

Tomado del Blog: Sendero Espiritual

martes, 8 de enero de 2013

Louis Marie de Schryver, Beauty Amid Rose Petals (1901)


Louis Marie de Schryver, Beauty Amid Rose Petals (1901)


Esta preciosa pintura pertenece a la pintora Louis Marie Schryver nacida en París, en 1862. Desde muy pequeña le interesaba el arte a pesar de la oposición de su padre. Inició estudios de pintura con Gabriel Joseph Marie Augustin Ferrier, debutando en 1876 don dos obras con motivos de flores a sus tan solo 13 años.

Esta bella muestra su predilección a pintar una mezcla de flores con la belleza de las mujeres. El siguiente video muestra parte de la belleza de sus obras.


Abandona la pintura en los últimos años de su vida y  muere en París, el 6 de diciembre de 1942.



El Miedo


Desde hace tiempo salgo mucho a vacacionar con un grupo de amigos y siempre terminamos yendo a lugares donde la principal atracción es el agua (ríos, lagos, lagunas y el mar), pero yo jamas entraba en ella, porqué? simplemente por temor.
Tenia tanto miedo a entrar al agua, sentía que me ahogaría, sentía que con las personas que estarían a mi alrededor no lo notarían y me dejarían a la deriva. El temor a una ola, la inestabilidad de la arena y todos eso contribuía a mi miedo, con la única persona que me sentía segura en el agua era con mi papa.

Recientemente decidí enfrentar ese miedo y entrar al agua, en una de las lagunas mas bellas de Nicaragua, la Laguna de Apoyo, al entrar casi me dio un ataque de pánico, pero poco a poco logre sentirme bien y al poco tiempo no quería salir, descubrí que lo peor de todo era mi propio temor. Realmente es cierto lo que te dicen, que el miedo paraliza, te detiene, te estanca. 

Quien no tuvo mucho miedo de dejar su casa para buscar su propia vida?  temor al elegir una carrera? temor a cambiar de trabajo? Temor hasta del amor.

Le tememos a las cosas nuevas, aquello que nos puedan cambiar de dirección,  aquello que nos saque de nuestra zona de confort y principalmente al fracaso, el temor de hacerlo mal, de equivocarse es lo que nos paraliza.

Yo no disfrutaba plenamente de los paseos porque me faltaba arriesgarme, pero ahora que conseguí vencer mi temor espero disfrutar al máximo de mis vacaciones, pero principalmente espero arriesgarme mas en la vida y vencer esos temores que están mi, para poder avanzar y lograr todo aquello que deseo y merezco.

Que vivan las vacaciones!!!!